domingo, 29 de noviembre de 2015

¡QUÉ REPELÚS!

No recuerdo que artículo escrito por alguien que supuse economista fue en el que leí  que el líder del “Mundo Libre”, Ronald Reagan, había emitido el certificado de defunción del comunismo en 1.987. A mí cada vez que alguien menciona “Mundo Libre” me pone los vellos de punta. Tanta perfección me trae reminiscencias fascistas.

Hay que reconocer que aunque los franceses nos quieran vender su revolución de 1.789 prácticamente como la fecha en que comenzó la historia, fueron los desharrapados colonos norteamericanos de las Trece Colonias los que consiguieron en su Guerra de Independencia contra el todopoderoso Imperio Británico y con el apoyo, fundamentalmente,  de la otra gran potencia (Francia) la primera democracia moderna de la historia. Aunque, lógicamente, el hecho de que optaran por la democracia fue una consecuencia de las nuevas líneas de pensamiento que provenían de Europa. Supuso el germen de la gran superpotencia que es actualmente. Se expandieron fundamentalmente por territorios que eran colonias de un Imperio en descomposición como el español,  alguna francesa y algo más que por allí pillarían. Después dejaron a  México en la mitad de su extensión.

Evidentemente en la Constitución de los EE.UU. se recogen los principios de igualdad y libertad provenientes de la Ilustración, así como los del liberalismo político. La independencia de los EE.UU. supuso que colonos de la mayor parte de América siguieran su ejemplo y consiguieran la independencia  de sus metrópolis. Simón Bolívar fue uno de sus principales líderes y dejó a nuestro país con Cuba y poco más por aquél continente.

Pero lo que ha movido al mundo históricamente han sido los intereses económicos de las potencias de cada momento (y de quienes manejan sus hilos) y no tanto esas maravillosas ideas de libertad y democracia que nos tratan de vender. El propio levantamiento de estos colonos fue por los elevados impuestos que les exigía su Graciosa Majestad. Así los norteamericanos conforme fueron  incrementando su poderío económico se convirtieron en más pragmáticos y eso de la democracia lo han ido adaptando a lo que exigen los tiempos pero sin que se les escape el control de las manos.

Aunque la democracia norteamericana tiene virtudes que muchos echamos en falta en nuestro país de derecho, de facto se consigue un férreo control del poder político por los poderes económicos que se ganan el apoyo de su importante clase media. Para ello  cuentan con un  “inteligente” sistema electoral. Este sistema exige que sea el propio votante el que tome la iniciativa si quiere ejercer su derecho al voto y ha de registrarse para poder hacerlo. Esta es una de las explicaciones por las que el porcentaje de participación electoral es muy inferior al que se da en otros países dónde solo basta con estar inscrito en el censo. Significativo es el hecho de que ni republicanos ni demócratas lo hayan modificado y no habrá sido por falta de tiempo. Después los poderes económicos procuran que la población esté “bien informada” con sus “independientes” medios.

Su sistema de financiación privada de las campañas también está bien “diseñado”. Aunque se elijan a los representantes de las Cámaras de forma directa, al candidato y no al partido como sucede en nuestro país, éste ha de conseguir los ingresos para financiarla. Como ya se sabe que nadie da dólares a noventa centavos, los empresarios que apoyan a cada candidato realizan en realidad una inversión de futuro. Lo lógico en el mundo de la empresa que, o me equívoco, o no son ONG's. Así si se echa un vistazo cuando nos dan imágenes de su Senado o Cámara de Representantes no se ve a mucho negro del Harlem ni a mucho chicano entre ellos. Las excepciones que existen de los mismos están bien vestiditos y encorbatados, es decir, adecuadamente “asimilados”. Además son todos (o casi) de posibles y buena familia. Por tanto me creeré que el Capitolio es un fiel reflejo de la sociedad real norteamericana cuando acabe de saludar al marciano rosa chillón con tres antenas y cinco brazos que estoy viendo desde mi ventana. Como el pringao ha hecho como que no me ha visto, y eso que tenía cinco ojos, llego a la conclusión de que es un reflejo de la sociedad bien norteamericana.

En el “Mundo Libre”  la policía tiene la costumbre en más ocasiones de las deseables de disparar antes de preguntar, sobre todo cuando más oscurillo vean al presunto. Pero como los polis de por allí están preparados tienen buena puntería y no siempre lo hacen a la cabeza. Después si a alguno le falla un justo Gran Jurado, muy claritos de piel la mayoría,  entienden el terror del poli al ver algo tan monstruosamente negro delante de él, son comprensivos  y no ven pruebas para imputarlo. Cuando los negros se cabrean,  se les torea y como el diestro además ahora es negro (aunque yo creía que era mulato y con  padre no hijo de esclavos) dice cuatro cositas con su piquito de oro, da algún abrazo y deja escapar alguna lagrimita que otra y hasta el próximo. De realizar alguna reforma en su sistema judicial nadie dice nada. En el “Mundo Libre” los negros eran ciudadanos de tercera en algunos estados hasta hace dos días. Además el porcentaje de negros en el corredor de la muerte (42%) es casi el mismo que el de blancos y no llegan al 15% de la población. Y eso de la pena de muerte debe ser toda una muestra de respeto a la “libertad” para vivir del reo.

Con su “inteligente” forma de elegir a sus parlamentarios es comprensible que ninguno de los presidentes que lo han intentado haya logrado universalizar la sanidad. Y eso teniendo la sanidad más cara del mundo para su erario público. Hay que reconocer que  en el país de los lobbies, figura permitida que demuestra una gran calidad democrática, estos saben hacer su trabajo. La educación universitaria, salvo para los más brillantes que consigan una buena beca, está vedada a las clases más desfavorecidas.

Es cierto que Europa debe agradecerle su apoyo para parar los pies a Hitler, pero la mayor parte de la tarea la hicieron los rusos. Si se hubieran descuidado hubieran llegado a París antes que ellos. Los de La Pérfida Albión al menos fueron capaces de conseguir soportar la presión de sus bombardeos y mantener el orgullo de que ninguna potencia haya conseguido invadirlos a lo largo de la historia. Reaccionaron cuando los japoneses bombardearon Pearl Harbor. Entonces le vieron las orejas al lobo comunista y apoyaron a sus primos para, al desembarcar en Normandía, frenar más a los rusos que a los propios alemanes.

Lo del comunismo les supuso toda una psicosis y un tal senador McCarthy tomó cartas en el asunto y mostró su “democrático respeto” por los que creía peligrosos para el “Mundo Libre”.

El “Mundo Libre” se divirtió friendo con napalm a la población vietnamita de dónde acabaron saliendo por piernas y sus reclutas se dejaron por allí parte de sus tornillos. El “Mundo Libre” se dedicó a promover  golpes de estado en Latinoamérica que supusieron “libres” dictaduras donde sus “libres” ciudadanos desparecían “libremente”. Lo de Nicaragua fue todo un ejemplo paradigmático de su “respeto” por la voluntad popular. Recuerdo a Reagan (el gran líder del “Mundo Libre”) como traía por la calle de la amargura a los nicaragüenses financiando a la Contra. En 1.984  cedieron y permitió unas elecciones democráticas para ver si los dejaban vivir; este democrático gesto lo agradeció el  gran líder Reagan presionando  para que las formaciones políticas de su cuerda ni tan siquiera se presentaran. A pesar de ello votó más del 75% (por el “Mundo Libre” si vota el 50% se pueden dar con un canto en los dientes) y el Daniel Ortega obtuvo un arrollador apoyo del 63%. Este resultado legitimó a los sandinistas ante muchos países de la comunidad internacional, pero no para el “Mundo Libre” que siguió apoyando a la Contra alegando que no habían podido presentarse todos. El “Mundo Libre” aceptó unas elecciones en Nicaragua en 1.990 cuando ya la URSS estaba en proceso de desintegración y por fin consiguió que una amalgama de 14 partidos, la Unión Nacional Opositora, algo aún más meritorio aún de lo que ha montado Mas en Cataluña, ganara aquellas elecciones. Por algo que se acercara al  41% de los votos que obtuvieron los sandinistas entonces, harían palmas con las orejas PP o PSOE en nuestro país en las próximas elecciones.

Los mejicanos dicen que su mayor desgracia es tener como vecino a los EE.UU. y creo que no andan muy descaminados porque una de las principales causas de los enormes niveles de delincuencia que sufre su país es que son camino de paso de la coca que esnifan sus ricos vecinos del “Mundo Libre”. “Mundo Libre” que favorece el tráfico de estupefacientes al prohibir el consumo de la coca, pero la marihuana ahora la permiten hasta cierto punto. Será porque es  considerada blanda, aunque como ya la siembran por allí y dicen que es hasta el cultivo más rentable si consiguen algún beneficio sus agricultores no les vendrá mal.  Quizá  cuando consigan que la hoja de coca se pueda cultivar por allí cambian hasta de opinión y todo.

De la que tiene montada el “Mundo Libre” en África apoyando a regímenes “respetuosos” con las libertades y los derechos humanos de los que sus multinacionales consiguen sus materias primas se podría escribir páginas y páginas.

Muchos economistas critican a países como Venezuela o Cuba por su falta de respeto a los derechos humanos y a las libertades. De China no hablan tanto. Perdón, sí lo hacen. Es para ellos todo un ejemplo de productividad.

Termino con una duda existencial, ¿acabará siendo China un nuevo “Mundo Libre”?

Fermín
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domingo, 22 de noviembre de 2015

TRIBU RICA, TRIBU POBRE

El siglo XIX se caracterizó por la colonización de África por parte de las potencias europeas necesitadas de materias primas y nuevos mercados en tiempos de la Revolución Industrial. Franceses y británicos se llevaron la parte del león y surgieron famosos exploradores como David Livingstone o Henry Stanley. Pero el más prestigioso  de ellos sin la menor duda fue sir Meth Oment Hodoh, destacado intelectual y antropólogo de la época, amén del lugar que le corresponde en la historia por sus extraordinarios descubrimientos en las  exploraciones que llevó a cabo.

En un documental de la BBC sobre este polifacético aventurero y científico destacaban sus extraordinarias aportaciones en el terreno antropológico por la diversidad de tribus que estudió en África Oriental describiendo prolijamente las diferentes costumbres de las mismas.

Me llamó especialmente la atención el relato de una de sus aventuras por tan remotas tierras, ya que se encontró con una de ellas  que presentaba unas singularidades desconocidas en aquellos territorios y que a día de hoy no se explican, aunque no se hable mucho de ello ya que es uno de los estudios más desconocidos de sir Meth.

Al parecer, según explicaban en el documental, en el transcurso de una de sus exploraciones llegó a unos territorios donde corría el rumor entre muchos poblados de aquella zona que en un remoto valle, de difícil acceso y rodeado de elevadas cumbres, había una tribu cuyos pobladores padecían una extraña enfermedad que les había conducido a un estado de locura colectiva. Según las tribus vecinas unos iban con  extraños ropajes, otros decían cosas rarísimas en extraña lengua y a los que se les entendía lo que decían tampoco se les entendía. Algunos de los más jóvenes y osados treparon por las cuestas y  los detalles que contaban a su regreso de lo que sucedía en aquella curiosa tribu provocaban la hilaridad de pueblos situados a muchas leguas de la misma. Sin embargo, estos pueblos primitivos no se atrevían a cruzar las montañas ya que los brujos de sus poblados les advertían del peligro de contagio que correrían si lo hacían con las terribles consecuencias que podría suponer.

Sir Meth, hombre de ciencia, contrató a un grupo de nativos entre los menos supersticiosos para realizar una expedición  y atravesó las cumbres que llevaban al valle. Su primera impresión era que aquella tribu debía padecer algún mal de la mente desconocido en la época pero, impulsado por su curiosidad científica, inició una investigación para conocer cuáles eran las causas de aquel extraño caso de enajenación colectiva. En lo primero que reparó fue en el hecho de que el Jefe y los miembros del Consejo de Ancianos parecían ser los más afectados por aquella insólita enfermedad. El único parecido que encontró entre aquella tribu y las que había conocido hasta ese momento era que todos eran negros como tizones.

Antropólogo de formación empezó a hablar con los indígenas más sencillos gracias a que alguno de los valientes expedicionarios que consiguió contratar y conocían la lengua de este pueblo le hacían de traductor. Observó que tan terrible padecimiento no estaba tan acentuado entre estos últimos y trató de dialogar con ellos para conocer el origen de tan rara  locura. Aunque dependiendo de con quienes hablara le decían una cosa o la contraria, su indudable perspicacia y talento científico le llevaron a atar cabos para sacar conclusiones.

Gracias a sus indagaciones conoció que en aquel recóndito valle había tribus diversas que habían estado gobernadas por un tirano que se había impuesto al Consejo General de las Tribus del Valle en una terrible guerra que sembró aún más la discordias tribales. Una de estas tribus, que se encontraba en el otro extremo del valle,  era un pueblo vago y dado a la rapiña, que cuando no estaban durmiendo estaban celebrando rituales, bailando extrañas danzas  y bebiendo licores que obtenían de su frondosa vegetación que los mantenía en estado de plácida felicidad. En realidad no daban un palo al agua porque su tierra era fértil y su clima benigno. Se alimentaban de los frutos que surgían por generación espontánea y de la abundante caza que, confiada, acudía a ellos para dejarse guisar. Desafortunadamente para ellos el tirano devastó sus ricas tierras y empezaron a sufrir los rigores del hambre. Acuciados por la necesidad los más jóvenes buscaron otras tierras en las que encontrar alimentos llegando  a la tribu en cuestión, dónde había más prosperidad. En los estudios antropológicos de este científico observó que los habitantes del pueblo vago se volvieron hacendosos, pero que por alguna desconocida razón para él habían contagiado a la tribu afectada su afición por quedarse con lo ajeno. Sir Meth llegó a la conclusión, teniendo en cuenta las limitaciones del conocimiento científico de la época, que ésta debió ser una de las causas de tanta enajenación colectiva. Se dio cuenta de que el Jefe de aquella tribu y su Consejo de Ancianos eran irrecuperables y en su delirio mostraban preferencias por otros pueblos de fuera del valle que tenían por costumbre llevar extraños y pesados ropajes en contraste con los taparrabos habituales que vestían los autóctonos de aquellas tierras para mejor soportar las altas temperaturas tropicales y, además, eran tan raros que hasta se postraban varias veces al día mirando al este entonando extraños susurros. Sir Meth temió realmente porque aquella nueva tribu que llegó allí les provocara un contagio aún más terrible que el de la tribu vaga a un pueblo con tan pocas defensas inmunológicas. El preocupado estudioso se marchó apresuradamente de aquel valle en busca de alguna medicina o antídoto que evitara males aún mayores para aquella extraña tribu. Desgraciadamente unas terribles fiebres acabaron con su vida días después y hasta recientes fechas no se han encontrado los escritos de este (el último y desconocido hasta hace poco)  brillante trabajo.

Concluía el documental explicando que, aunque haya transcurrido bastante más de un siglo de aquella expedición, en la actualidad disponemos de los medios para explorar aquella zona e intentar encontrar tan recóndito valle, para comprobar si aquel pueblo todavía existe por si todavía hay posibilidades de salvarlos tratando tan terrible dolencia o si aquella enajenación colectiva los condujo a su autodestrucción

Lástima que como la prioridad de Occidente sea ahora combatir el terrorismo yihadista este documental haya pasado desapercibido y no nos preocupemos por saber que ha podido ser de esta desnortada tribu. La esperanza que nos queda para intentar salvarla es que Rajoy ya nos ha sacado de la crisis, nos sobra el dinero y un presidente tan solidario como el nuestro no dudará en acudir en su ayuda  por si aún estuviéramos a tiempo y quedara alguna posibilidad de curación para ellos.

Fermín.
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domingo, 15 de noviembre de 2015

¿EL HUEVO O LA GALLINA?



Evidentemente soy católico ya que estoy bautizado y, recuerdo, que hasta hice la Primera Comunión, amén de que considero que apostatar (aparte de las dificultades que dicen pone la Iglesia para hacerlo) supondría conceder al clero que obedece a Paco el Campechano una importancia que no me merece, ya que para mí la religión me es indiferente.

Aunque supuestamente católico, me considero agnóstico (que no ateo) y   he llegado a esa conclusión a partir de una reflexión personal realizando un ejercicio de abstracción del adoctrinamiento y los prejuicios católicos que recibí de niño como la inmensa mayoría de los habitantes de este país, aun no perteneciendo a una familia  practicante. Como es de mi agrado repetirme en exceso aquí dejo uno de los enlaces de lo escribí al respecto:

http://opinionpropiadefermin.blogspot.com.es/2014/06/y-el-hombre-creo-dios-su-imagen-y.html

En realidad no me considero ateo porque este término lleva en su propia etimología la aceptación del concepto de Dios, aunque sólo sea para negar su existencia. Con ello lo único que pretendo decir es que desde mi consideración individualista del ser humano (individualismo que no significa falta de conciencia social, al menos en mi caso) no entiendo por qué tengo que aceptar que un ente por Omnitodo que sea tenga que decidir sobre mí, ni juzgarme. O tampoco que nadie, por infalible que se le suponga, tenga que dictarme el sentido ético por el que he de regir mi caduca existencia. Evidentemente el individualismo no está de moda en nuestra sociedad que prefiere el gregarismo, lo que hace que la mayoría de las personas prefieren identificarse con algún grupo. Esto se puede considerar como un paradójico complejo de superioridad e inferioridad al unísono como estudió en su momento un colaborador de Sigmund Freud, Alfred Adler. Inferioridad porque muchos necesitan identificarse con algún grupo supuestamente superior al resto para mejorar su autoestima, y la  superioridad que desde su pertenencia a este grupo le hace sentirse por encima de los demás. Algo escribí también en su momento criticando en aquella ocasión los nacionalismos:


El ser humano al ser racional se plantea preguntas sobre su origen, el sentido de su existencia o que nos espera cuando finalice ésta. Las respuestas se pueden dar desde un punto de vista filosófico-científico o religioso. La filosofía,  madre  de la ciencia, no ofrece respuestas sino que más bien consigue todo lo contrario, incrementar las dudas del ser humano. La religión (y pudiera ser que alguna de ellas hasta estuviera en lo cierto) ofrece respuestas sencillas a esas preguntas y, en mi humilde opinión, es la causa de que tenga tan gran aceptación entre unos humanos necesitados de certezas  que le ayuden a superar sus miedos atávicos. En definitiva es el eterno debate entre fe y razón, dónde me decanto por la segunda en el sentido de que prefiero escuchar opiniones diversas para formarme la mía propia, pero no acepto que nadie me diga que es lo que tengo que pensar o creer con el argumento de que las cosas son como son. Prefiero pensar por mí mismo.

Que el ser humano es un ser religioso es algo que corresponde a su  naturaleza, aunque también es cierto que cuanto más se han impuesto las religiones (entre las que podríamos incluir al ateísmo) que han manifestado tener certezas absolutas peor le han ido a los diferentes pueblos que las han sufrido. Ahí tenemos los antiguos regímenes comunistas, el pasado que luce nuestra perfecta civilización judeocristiana o las teocracias. Con ocasión del atentado de Charlie Hebdó escribí lo que sigue:

http://opinionpropiadefermin.blogspot.com.es/2015/01/el-totalitarismo-monoteista.html

En cambio, cuando la religión tiene menos importancia, las sociedades son más abiertas y tolerantes. En Europa, mal que le pese a un clero que nos advierte sobre los peligros de la secularización, las sociedades más avanzadas son aquellas con poblaciones más formadas en las que sus habitantes o no son creyentes o este hecho no es una gran preocupación en su vida.

Si ahora los occidentales gozamos de mayores libertades, entre ellas la libertad de expresión, es gracias a la liberación del individuo que empezó a producirse con el Renacimiento, siguió con la Ilustración, la Independencia de los EE.UU. y la Revolución Francesa  nos trajeron la democracia, y la lucha obrera del XIX  nos condujo a la obtención de los derechos sociales que ahora vemos peligrar. Si fuera por el clero católico estaríamos inmersos en la oscuridad de la Edad Media.

El Islam, por el contrario, que era más tolerante que el cristianismo en la Edad Media y, que gracias al Imperio Otomano hizo, con Solimán el Magnífico, temblar a Europa al llegar a cercar Viena, no evolucionó  ni vivió las transformaciones renovadoras de Europa que llevaron a la  separación entre  la religión y el poder político. Tras la caída del imperio Otomano después de la I Guerra Mundial, éste se repartió entre las potencias europeas que colonizaron buena parte del mismo con Inglaterra y Francia a La cabeza.

Ante la masacre del pasado viernes en Francia ya empiezan los de siempre (muy cristianos y católicos ellos por cierto) a hacer sonar los tam-tam de guerra sin considerar las nefastas consecuencias a la que nos llevaría.

Occidente debiera reconocer, al menos, que nuestra responsabilidad de que en el Islam surjan elementos extremistas no es menor, sino más bien todo lo contrario. Con el descubrimiento de América se produjo la gran expansión europea y la de su cultura y religión por el orbe. Los fieles perdidos en el Viejo Mundo los consiguieron en otros puntos del planeta de América, África, Oceanía y  Asia. Pero no es lo mismo expandir (o imponer) los valores de una cultura y religión a pueblos más primitivos que extender esos mismos valores a unos pueblos con una religión y cultura tan interiorizadas como sucede con los países musulmanes cuando los colonizaron.

Los abusos cometidos desde el pasado siglo por Occidente en estos países tienen sus consecuencias.  El error que se cometió en Palestina al dividirla entre judíos y palestinos fue mayúsculo en su momento. La posterior gestión, principalmente norteamericana, de aquel contencioso trajo como consecuencia la animadversión de los musulmanes hacia los occidentales.

http://opinionpropiadefermin.blogspot.com.es/2014/08/limpieza-etnica-en-tierra-santa.html

Yo lo único que digo es que si alguien me quita la tierra de la que vivo y me humilla para trabajarla para él en régimen de cuasi esclavitud no sería capaz de pegarle un tiro. Pero no por problemas de conciencia, sino por cobardía. Los  norteamericanos permiten la colonización judía de Cisjordania principalmente por el enorme poder judío en los medios de comunicación de aquel país. Ya Napoleón, y de eso hace algunos años, se dio cuenta de que los medios podían llegar a ser el más peligroso de los ejércitos y la conveniencia de controlarlos. El poder económico judío, con medios prestigiosos norteamericanos que consiguen que el votante estadounidense llegue a la conclusión de que mueren más judíos que palestinos en aquellas tierras es evidente. Goebbels  ya decía que “Una mentira repetida mil veces se convierte en realidad”. Esa influencia llega al resto de países occidentales. En España tenemos como ejemplo el hecho de que nuestro gobierno ha concedido la nacionalidad española a los sefardíes que lo deseen y no ha hecho lo mismo con los moriscos que fueron expulsados más tarde en tiempos de Felipe III.

Cuando se lleva a otra civilización a tales extremos de humillación no es extraño que surja el Bin Laden de turno y monte lo que montó en EE.UU. La reacción norteamericana fue la invasión de Afganistán de donde ya se marchan aburridos abandonando a su suerte a una población a la que ofrecieron promesas de libertades, derechos y democracia.

Bush hijo, verdadero inútil en política internacional, con el apoyo de su aliado natural, Reino Unido, que se agarra a un clavo ardiendo para mantener parte de la influencia que tuvieron en un pasado reciente y el presidente más acomplejado que hemos tenido en nuestro país, Aznarín, descubrió lo malo que era Sadam Hussein (parece que en este planeta no existen tiranos aún peores, aunque quizá tuvieran mejores relaciones comerciales con su país) e invadió Irak con pruebas inexistentes dejando ese país convertido en unos zorros.

http://opinionpropiadefermin.blogspot.com.es/2014/11/el-recadero-de-bush.html

Parece que la conclusión con lo que acabé aquél día no iba muy descaminada. Y ahora para los que quieren arreglarlo todo por las bravas (pero eso sí, no creo que ninguno de ellos se vaya a enfrentar cuerpo a cuerpo  con un yihadista de colmillo retorcido, para eso están los pringaos que se hacen soldados profesionales porque no encuentran otro trabajo) critican a Obama por no haber intervenido en Siria como si esto de mantener los equilibrios internacionales fuera tan fácil.

La situación es realmente preocupante, si bien es cierto que los autores materiales de la masacre son los extremistas islámicos, la potencia hegemónica, EE.UU. con la complicidad europea tiene un alto grado de responsabilidad por provocador y realizar intervenciones militares que no hacen más que empeorar la situación y consigue que bastantes musulmanes, aunque no apoyen a los extremistas, sientan cierto regocijo en su fuero interno cuando realizan alguna barbaridad. De tal manera que una intervención militar quirúrgica ante el Estado Islámico y buscar aliados hasta en el infierno podría ser la solución menos mala a nivel militar. Como se intervenga en plan americanada como gusta realizar al Imperio me temo que las tensiones con el Islam empeorarán cada vez más.

Un intento de solucionar el conflicto entre Occidente y el mundo musulmán a largo plazo podría ser establecer puentes de diálogo, intentar solucionar de una vez por todas el conflicto judeo-palestino (que sólo lo puede hacer EE.UU. si quisiera, no nos engañemos) y procurar apaciguar las aguas comprendiendo que no se cambia la mentalidad ni las costumbres de una civilización con tanto poso ni en dos días ni a tiros, sino poco a poco, con mano izquierda y con mucha paciencia.

“Se puede aplastar una nación religiosa, pero no dividirla.”
Napoleón Bonaparte.

Fermín.